lunes, 31 de agosto de 2015

Nosotros, los fotógrafos

El maestro Chema Madoz retratado por Lupe, cortesía de HelloLupe.com.

«Y cómo se llamará nuestro grupo?», preguntó Jessica. «16 ISOS», bromeó Lucas. Ya era mucho decir 16, pues apenas media docena de alumnos éramos los preocupados por la fotografía a mediados de los 90 en la Universidad Francisco de Vitoria. No obstante, 16 ISO, esa mítica sensibilidad estudiada en los libros pero nunca vista en la vida real, hablaba de un grano de plata de gran calidad, impresionado a fuego lento. Han pasado algunos años y miles de fotos desde aquel principio de no se sabía muy bien qué. Pero aquel mítico carrete soñado entonces se ha revelado en las vidas de muchos de nosotros (Ramón, Willy, Áboli, Lupe... aunque toda enumeración es una memoria injusta y recuerdo ahora especialmente a las primeras generaciones).

lunes, 24 de agosto de 2015

Drácula: un original que supera todas las copias

Winona Ryder es Mina en Bram Stoker's Dracula (Francis Ford Coppola, 1992). 
A pesar del título, la película traiciona los valores y el sentido de la novela original.

Estoy seguro de que sabes quién es el conde Drácula, pero quizá no hayas leído la genial novela que dio fama mundial al personaje y que supo crear esa insuperable atmósfera romántica y pavorosa, científica y mítica, diabólica y sagrada: el Drácula de Bram Stoker. Con este libro viví la experiencia reveladora que acontece cuando te encuentras con un original radicalmente distinto –e infinitamente mejor– que sus posteriores adaptaciones.

La novela de Abraham (Bram) Stoker es una de las historias mejor construidas de las letras universales (según Luis Alberto de Cuenca) y la novela más hermosa jamás escrita (según Oscar Wilde). Sin duda, lo segundo es más exagerado que lo primero pero, en ambas afirmaciones hay algo de verdad. Incluso quien no sea un amante de la literatura quedará fascinado por la genialidad estructural de la obra, construida con retazos de diarios, recortes de periódico y notas manuscritas, y con un ritmo y juego de perspectivas que enganchan al lector de forma similar a las mejores novelas policíacas.

martes, 18 de agosto de 2015

La historia que esconden las piedras

¿Qué historia cuentan las piedras de este collar? Moulin Rouge (Baz Luhrmann, 2001).
«Las piedras preciosas no sólo tienen quilates y leyendas, también tienen historia», enseña Gregorio Marañón (Rapsodia de las esmeraldas). Y murió al poco de advertirnos del peligro de dejarnos atrapar no por la historia, sino por la posesión de las piedras más hermosas de todas: las esmeraldas de Zobeida. Pues si algunas piedras pueden salvar vidas, otras pueden comprar almas.

Las piedras estaban aquí antes de que llegáramos nosotros. Pero no son orgullosas. Y su magia –incluso su magia negra– no es culpa de ellas. Si las escuchas el tiempo suficiente te dirán que nos estaban esperando. «¿Para qué?», les pregunté abiertamente alguna una vez. Pero ante un examen tan directo, enmudecen.

jueves, 13 de agosto de 2015

Sólo el asombro conoce

Werner Heisenberg formuló el principio de incertidumbre. Recibió el Nobel de Física en 1932.

La posibilidad del contacto con los genios mediante la lectura es una «gracia» para la que deberíamos prepararnos «como para la oración» (A.-D. de SertillangesLa vida intelectual, Atlántida, 1944). Quizá hubo un tiempo en que no era necesario decir esto. Aquel tiempo en que los libros eran escasos; la lectura, el privilegio de unos pocos; y conservar el saber por escrito, algo demasiado costoso como para relatar tonterías. En aquel tiempo, todo libro era un tesoro en sí mismo y por su contenido; y poder leerlo era un privilegio frente al que era imposible no responder agradecido. Hemos perdido la conciencia agradecida de herederos en este y otros muchos campos, y por eso, entre otras razones, resulta necesaria una pedagogía del asombro.

viernes, 7 de agosto de 2015

La persona detrás de la obra

«La grandeza de la vida de Menéndez y Pelayo fue precisamente el convertir su trabajo, sus libros, en su único amor. No estoy de acuerdo con los que dicen que don Marcelino es su obra, y que las anécdotas de su vida apenas tienen significación ni valor. […] Los biógrafos hablan de los largos años de meditación del maestro […] Pero, en esas horas, ¿qué pasaba en su alma? Estudiaba, meditaba, sí. Pero ¿cuáles fueron sus tentaciones, y sus luchas pera vencerlas, y sus ambiciones frustradas; cuáles fueron las voluntarias amputaciones que hizo de muchas rosas fragantes del inmenso jardín de su corazón?».

Son palabras de Gregorio Marañón meditando sobre su maestro (Tiempo viejo y tiempo nuevo). Marcelino Menéndez Pelayo, maestro de maestros. El hombre cuya ciencia fue asombrosa y cuyas exageraciones científicas merecen nuestros perdones. Aquellos defectos de la obra son fruto de la pasión de la persona, pasión que incendió el corazón de sus discípulos e hizo de la segunda mitad del XIX el segundo siglo de oro español. No tendríamos a la Generación del 98 sin el sello de Menéndez Pelayo.

Hay que mirar a la persona detrás de la obra pues, como dice Marañón, en la persona se ve mejor el dedo de la Divinidad creadora de la que brota luego la obra. Cuando uno escoge un gran libro, entra en un nuevo mundo. Detrás de ese nuevo mundo está el genio creador. Detrás de ese genio creador, está el mundo que lo vio nacer. Detrás de ese mundo, están otros genios creadores. Detrás de esos genios creadores hay otro mundo. Y así, en un juego de mundos y creadores que un Borges matemático y escéptico haría llegar al infinito, y en el que un confiado campesino intuye que ha de haber un primer Libro, y un primer Creador.