Ana Pastor y Antonio Caño durante la entrevista para Jot Down. Foto de @Lupe_. |
Antonio Caño, quinto director del diario El País, concedió una extensa entrevista a Ana Pastor para Jot Down. Merece la pena leerla reposadamente, pasando de puntillas por los temas de actualidad –quizá efímeros– y atendiendo a dos concepciones del periodismo que allí aparecen enfrentadas, nítidamente encarnadas por entrevistadora y entrevistado.
Ana Pastor (1977) es una periodista a un tiempo joven y consolidada que ha trabajado para diversos medios. Si buscas "Ana Pastor" en Google aparecerán varios posados suyos y su página de Wikipedia, pues su persona aparece como un resultado más relevante que el de la actual ministra de Fomento del Gobierno de España, que tiene el mismo nombre. Pastor hizo en la entrevista aquello a lo que nos tiene acostumbrados, porque ha encontrado su sello personal. Es, en sí misma, una marca. Empieza poniendo sobre la mesa los trending topic de Twitter, en el preciso sentido de trending –inmediatez y moda– y de topic –tópico dominante–. Y lo hace con un talante incisivo, rozando la impertinencia y sin poder evitar justificarse sí misma, ejerciendo a un tiempo como juez –de forma explícita– y parte –de forma velada, pero evidente–.
Antonio Caño (1956) lleva 32 años en El País y ha ejercido prácticamente en todos los puestos posibles en un medio impreso internacional. Su estilo de Periodismo, actual por clásico, hereda la tradición anglosajona, que él considera la mejor. No tiene página en Wikipedia ni apenas presencia pública. Es a un tiempo muy educado y firme en sus convicciones. Puede ser atrevido y valiente en sus declaraciones, pero suenan moderadas porque están cargadas de razones y nunca resultan absolutas, sino enmarcadas en su contexto. Puede discrepar de muchos, pero eso no le empuja a etiquetarlos con desprecio. Al poner sobre la mesa los hechos, al priorizar unos frente a otros, al buscarles un contexto adecuado de interpretación, ejerce, como toda persona que abre la boca, de juez, pero en este caso la pretensión es ser ecuánime, no partidista.