Mario Benedetti en 1983 (Fuente: Wikipedia) |
martes, 17 de mayo de 2022
Don Mario Benedetti, tú quisiste superar todas las grietas
lunes, 21 de marzo de 2022
Yo siempre vi un sombrero | Encuentros con el Principito
Muchos de los que leyeron El Principito de niños no tienen un gran recuerdo de la obra. Porque no es un libro para niños. Al leerlo de adultos, somos muchos los que pensamos: “Nunca supe ver el elefante dentro de la boa; yo siempre vi un sombrero”. Así me decía mi querido José Manuel de León cuando le hablé del libro que Elisa de la Torre y yo estábamos perfilando y que hoy te presento.
En este pequeño libro nos proponemos no sólo enseñar a ver el elefante, sino mucho de lo invisible que contiene el relato del piloto, mucho más de lo que los tópicos populares e incluso la crítica formal han subrayado. El Principito no nos propone un retorno a una infancia acrítica, ni relata una ensoñación, sino que promueve nuestra “imaginación de lo invisible”, nos enfrenta a los misterios que fundamentan nuestra vida, haciéndonos ver con el corazón lo que es invisible a los ojos.
Cada capítulo es una meditación de una frase o un párrafo de cada episodio de El Principito. La estructura de nuestro libro respeta la temporalidad lineal -a diferencia de la obra original- lo que permite recorrer mejor la lógica del drama vital de cada uno de los amigos -el piloto y el principito- que se inicia con el despertar de la vocación, la renuncia a cumplirla, la caída en el desierto -el exilio de una vida sin vocación-, el encuentro con el amigo que nos hace renacer a nuestra vocación y el afrontamiento esperanzado de la soledad, el mal y la muerte.
En la primera parte acompañamos en su viaje al principito: del asteroide B-612 hasta su encuentro con el zorro. En la segunda parte, acompañamos al piloto que quiso ser pintor, desde que descubrió y renunció a su vocación, a la edad de seis años, hasta que su vocación le grita de nuevo en el desierto: Dibújame un cordero. En la tercera parte meditamos sobre el encuentro entre el principito y el piloto. Nuestra contemplación de estas dos vidas concluye frente al más bello y más triste paisaje del mundo
lunes, 8 de noviembre de 2021
¿Cómo escoger qué libros leer?
Fotografía por cortesía de Malte Luk |
Hay mucho bueno que leer como para perder demasiado el tiempo en lecturas prescindibles. ¿Qué elegir? ¿Qué entiende Quevedo por doctos libros? Él nos da al menos cuatro criterios:
- Pocos: es decir, rechacemos la sed de libros, huyamos de la bulimia que afecta a tantos lectores voraces a quienes poco aprovecha lo que leen, porque lo olvida todo, o lo mezclan todo. «Escoger los libros y escoger en los libros», enseña A-D. Sertillanges.
- Doctos: es decir, obra de autores sabios, cultivados.
- Difuntos. Frente a las novedades editoriales, las críticas de prensa, los títulos de ocasión –no es que nada de esto sea malo, pero es menos fiable, más oportunista-, confiemos en las obras que han superado la criba de los tiempos, que la sabia tradición ha decidido conversar por algo.
- Si no siempre entendidos, siempre abiertos: aquellos cuyo secreto no se nos regala a la primera, pero que nos invitan a no cerrarlos nunca, pues lo mucho o poco que sacamos de ellos…
- Nos despiertan y mejoran: enmiendan o fecundan nuestros asuntos, traen una voz que nos despierta de las opiniones y modas: nos ponen frente a las verdades universales.
- Los que nos muestran, a su modo, lo eterno.
- Los que contienen «el espesor de muchos hombres» (Kenneth Clark, ¿Qué es una obra maesra, Icaria, Barcelona, 1980, 11). Es decir que no sólo son el espejo de un alma, sino un mapa del mundo; no la voz de un hombre, sino del Hombre.
martes, 26 de octubre de 2021
El reconocimiento de lo sagrado en la teoría de los mundos posibles poéticos
Fotograma de Indiana Jones y la última cruzada (Steven Spielberg, 1989). |
La perspectiva de estudio que ofrecen los mundos posibles está plenamente instalada en literatura desde hace décadas. El interés de estos autores era el de superar los límites del formalismo y del estructuralismo al prometer un mayor énfasis en el “mundo del texto” y las “verdades” en él contenidas, frente a la mera estructura del texto. Sin embargo, “mundo” y “verdad” se dicen en muchos sentidos, también entre los diversos teóricos que podemos adscribir a esta joven tradición. Si bien algunos de estos autores cuestionan la ontología del mundo ficcional como nota distintiva entre diversos géneros literarios (realista y fantástico, por ejemplo), no suelen cuestionar sus propios presupuestos ontológicos y gnoseológicos sobre el mundo real, a pesar de que eso condiciona el desarrollo de sus planteamientos. Por ejemplo: la aparición de “lo sagrado” en una novela, ¿determina que ésta pertenezca al género de Fantasía, o puede, más bien, presentarse como una obra marcadamente realista?
jueves, 22 de julio de 2021
Cada imagen es un mundo
Al participar en ese diálogo ensayamos nuestra potencia especulativa (de pensar, teorizar o imaginar diversas interpretaciones posibles, verosímiles o necesarias de aquello que observamos) y nuestra potencia práctica (de imaginar y proyectar diversas posibilidades de acción para obtener un bien y realizar nuestra propia vida). Así, al revisar en diálogo crítico nuestra imagen del mundo, estaremos prevenidos para evitar naufragar en nuestra circunstancia y procurarnos una navegación favorable a nuestro destino.