lunes, 20 de marzo de 2017

«Nuestro sistema educativo se basa en el engaño»: la falsa dialéctica de lo antiguo y lo nuevo en Educación

Captura de pantalla del programa Chester in love emitido el 26 de febrero de 2017 en Cuatro.

Santiago Moll (@smoll73) lanzaba en Twitter una pregunta puñetera, cosa que gusta de hacer y que yo le agradezco. Pocos estímulos educativos e intelectuales hay tan notables como las preguntas puñeteras, aunque le cuesten la vida a quien pregunta, cosa que aprendimos con Sócrates. Esta fue su provocación:

A lo que yo respondí:

Soy muy fan de las nuevas metodologías docentes, pero cuando estas se afirman acríticamente y con desprecio sobre las viejas, me empiezo a poner nervioso. Lo reconozco: soy muy duro con la ignorancia educativa de los nuevos educadores. Entiendo bien lo que la frase quiere decir, en el buen sentido de la misma, pero tiene un mal sentido tan irrespetuoso con nuestros mayores que no podía callarme, entre otras cosas porque la falta de respeto con nuestros mayores y con la tradición (en la familia, en la escuela, en la vida pública) es una de las carencias más graves de la nueva educación. Sin contar con la tradición, aunque sólo sea para enmendarla, no podemos empezar a hablar. Por lo demás, no es extraño escuchar a nuevos educadores condenar la lección magistral empleando torpemente el método de la lección magistral, lo cual no deja de parecerme una triste ironía.

lunes, 13 de marzo de 2017

Saint-Exupéry: un periodista francés en la guerra de España

Antoine de Saint-Exupery junto al avión que pilotó, gracias al diario parisino L'Intransigeant, para cubrir la guerra civil española.

«Esta tarde he asistido al bombardeo desde la misma ciudad [de Madrid]. Alguien juzgó necesario dejar caer un rayo sobre la Gran Vía para descuajar una vida, una sola. Algunos viandantes se sacudían los escombros; otros corrían; el humo ligero se disipaba; pero aquel joven, salvado milagrosamente sin un rasguño, tenía a su novia, a la misma que segundos antes llevaba cogida del brazo con su ternura, a sus pies, convertida en una esponja de sangre, en un amasijo de carne y jirones. Mientras se arrodillaba, sin entender nada todavía, movía la cabeza lentamente, de arriba abajo, como si pensara: “Qué extraño es esto”. En aquella flor derramada no había nada que le recordara a su amiga. […] A medida que el grito, diferido no sé por qué razones, se formaba en su garganta, el joven tenía la ocasión de comprender que el verdadero objeto de su amor no habían sido esos labios, sino el gesto, la sonrisa de esos labios. No esos ojos, sino su mirada. No ese pecho, sino su delicado movimiento marino. Tenía la oportunidad de comprender, en definitiva, la causa de la angustia que le provocaba su amor. ¿Acaso no había perseguido lo inaprensible? No se trataba de estrechar su cuerpo, sino la suavidad, la luz, el ángel ingrávido que lo cubría…» Saint-Exupery, Antoine, La guerra de España, trad. de Andoni Eizaguirre Ugarte, KEN Nueva, Mutilva (Navarra), 2016, 60-61.

domingo, 19 de febrero de 2017

The Rear Window y la ética del encuadre

Fotograma de The Rear Window (La ventana indiscreta, 1954) de Alfred Hitchcock.

Sólo al recordarnos que el cine es «comunicación» podemos, por un lado, analizarlo por sí mismo, internamente, respetando su propia identidad y, por otro, restituir todo lo que allí encontramos al lugar que lo origina y le da sentido: la vida humana. Así abordó Ana María del Valle el estudio de la obra cinematográfica de un grande en su tesis doctoral: La posición de cámara y el montaje en el cine de Alfred Hitchcock como un acto moral (Universidad Francisco de Vitoria, 2015).

domingo, 12 de febrero de 2017

Bases filosóficas de la fantasía y la ciencia ficción

Liara T'Soni, Mass Effect (paper4pc.com).

Nuestra hipótesis: la ficción como curación del alma (en la línea de «Médicos ficticios para patologías reales»). Actitud: ser verdaderos teóricos, es decir, ser muy observadores (y observantes) de las verdades descubiertas. Contexto: una comunidad de aprendizaje de profesores de humanidades y alumnos de Videojuegos (en la Universidad Francisco de Vitoria) en la que somos muy conscientes del siguiente principio pedagógico: «Nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo, los hombres nos educamos mutuamente por mediación del mundo» (Paulo Freire). Nuestro mundo compartido es, por supuesto, el aula, y en ella invocamos y hacemos presentes dos tipos de mundos muy especiales: el Reino de Fantasía y los mundos posibles de la ciencia ficción. No es poca cosa reflexionar con seriedad sobre el modo en el que afecta a la vida la contemplación de mundos ficcionales, e incluso la vivencia de realidades imposibles pero cotidianas, como el hecho de que tenemos por delante algo que se llama «semestre» que dura menos de cuatro meses (de principios de febrero a mediados de mayo).

viernes, 9 de diciembre de 2016

Informe PISA 2015: análisis del mensaje periodístico

¿La fuente? Un amigo, de un amigo, de un amigo... 
por WhatsApp. Quizá el origen está aquí.
La publicación de los resultados del Informe Pisa 2015 (España), que por vez primera arroja datos de todas las comunidades autónomas españolas, ha traído algunas consecuencias interesantes. Para algunos, lo relevante es que en algunas variables estamos, por fin, en la media de los países desarrollados. En mi opinión –que no es de experto– eso dice poco sobre la calidad educativa, puesto que las variables PISA son totalmente objetivas y nada personales, hablan de rendimiento y no de desarrollo humano, y la educación es siempre, y más cuando educamos a adolescentes, un asunto personal.

Sin embargo, aunque los datos tal vez no sean significativos respecto de la calidad educativa, son muy eficaces por cambiar la percepción –nuestra y de otros países- sobre nuestra calidad educativa. Lo queramos o no, al cambiar nuestra mirada sobre la realidad no sólo cambiamos nuestra forma de relacionarnos con ella, también provocamos un cambio en el comportamiento de esa realidad –especialmente cuando miramos realidades humanas-. Esta «ley» que sostiene que «nuestra forma de mirar la realidad condiciona el comportamiento de esa misma realidad» es sobradamente conocida en ciencia (Heisenberg) y tenida muy en cuenta en ciencias sociales. Sin embargo, es habitualmente ignorada por los periodistas. Si fuéramos más conscientes de cómo afecta a las personas y colectivos el modo en que hablamos de ellos, hablaríamos sin duda de otra forma, y aceptaríamos por fin que nuestra palabra nunca es «neutral».