domingo, 19 de febrero de 2017

The Rear Window y la ética del encuadre

Fotograma de The Rear Window (La ventana indiscreta, 1954) de Alfred Hitchcock.

Sólo al recordarnos que el cine es «comunicación» podemos, por un lado, analizarlo por sí mismo, internamente, respetando su propia identidad y, por otro, restituir todo lo que allí encontramos al lugar que lo origina y le da sentido: la vida humana. Así abordó Ana María del Valle el estudio de la obra cinematográfica de un grande en su tesis doctoral: La posición de cámara y el montaje en el cine de Alfred Hitchcock como un acto moral (Universidad Francisco de Vitoria, 2015).

domingo, 12 de febrero de 2017

Bases filosóficas de la fantasía y la ciencia ficción

Liara T'Soni, Mass Effect (paper4pc.com).

Nuestra hipótesis: la ficción como curación del alma (en la línea de «Médicos ficticios para patologías reales»). Actitud: ser verdaderos teóricos, es decir, ser muy observadores (y observantes) de las verdades descubiertas. Contexto: una comunidad de aprendizaje de profesores de humanidades y alumnos de Videojuegos (en la Universidad Francisco de Vitoria) en la que somos muy conscientes del siguiente principio pedagógico: «Nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo, los hombres nos educamos mutuamente por mediación del mundo» (Paulo Freire). Nuestro mundo compartido es, por supuesto, el aula, y en ella invocamos y hacemos presentes dos tipos de mundos muy especiales: el Reino de Fantasía y los mundos posibles de la ciencia ficción. No es poca cosa reflexionar con seriedad sobre el modo en el que afecta a la vida la contemplación de mundos ficcionales, e incluso la vivencia de realidades imposibles pero cotidianas, como el hecho de que tenemos por delante algo que se llama «semestre» que dura menos de cuatro meses (de principios de febrero a mediados de mayo).

viernes, 9 de diciembre de 2016

Informe PISA 2015: análisis del mensaje periodístico

¿La fuente? Un amigo, de un amigo, de un amigo... 
por WhatsApp. Quizá el origen está aquí.
La publicación de los resultados del Informe Pisa 2015 (España), que por vez primera arroja datos de todas las comunidades autónomas españolas, ha traído algunas consecuencias interesantes. Para algunos, lo relevante es que en algunas variables estamos, por fin, en la media de los países desarrollados. En mi opinión –que no es de experto– eso dice poco sobre la calidad educativa, puesto que las variables PISA son totalmente objetivas y nada personales, hablan de rendimiento y no de desarrollo humano, y la educación es siempre, y más cuando educamos a adolescentes, un asunto personal.

Sin embargo, aunque los datos tal vez no sean significativos respecto de la calidad educativa, son muy eficaces por cambiar la percepción –nuestra y de otros países- sobre nuestra calidad educativa. Lo queramos o no, al cambiar nuestra mirada sobre la realidad no sólo cambiamos nuestra forma de relacionarnos con ella, también provocamos un cambio en el comportamiento de esa realidad –especialmente cuando miramos realidades humanas-. Esta «ley» que sostiene que «nuestra forma de mirar la realidad condiciona el comportamiento de esa misma realidad» es sobradamente conocida en ciencia (Heisenberg) y tenida muy en cuenta en ciencias sociales. Sin embargo, es habitualmente ignorada por los periodistas. Si fuéramos más conscientes de cómo afecta a las personas y colectivos el modo en que hablamos de ellos, hablaríamos sin duda de otra forma, y aceptaríamos por fin que nuestra palabra nunca es «neutral».

jueves, 24 de noviembre de 2016

Irene Vázquez: «Inteligencia de la fe, inteligencia de la realidad en C. S. Lewis»

Vázquez Romero, Irene. Inteligencia de la fe, 
inteligencia de la realidad en C. S. Lewis (1898-1963), 
Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, 2016.
En la versión cinematográfica de El Padrino, justo después de explicar un plan que incluye el asesinato de dos personas, Michael Corleone concluye: «No es nada personal, sólo son negocios». Estas palabras, más que describir a la mafia, pretenden desenmascarar una mentalidad muy extendida en nuestro tiempo. La mentalidad que separa radicalmente dos órdenes de realidad: por un lado, la vida pública, los negocios, la profesión –donde todo es impersonal, donde hay que aparentar, donde podemos ser inhumanos sin que eso deba provocarnos remordimientos–; y, por otro lado, la vida privada o la familia que es donde realmente se ve que, en el fondo, todos –hasta los asesinos en serie– somos buenísimas personas.

Sin embargo, en la novela de Mario Puzo en la que está basada la película, Michael Corleone dice justo lo contrario:
«No te equivoques, Tom. Todo es personal. Incluso el más simple y menos importante de los negocios. En la vida de un hombre todo es personal. […] ¿Sabes quién me enseñó eso? El Don. Mi padre. El padrino. Es ahí donde reside su grandeza. El gran Don. Él todo lo convertía en algo personal. Igual que hace Dios».
Salvando las distancias entre Dios, Michael Corleone e Irene Vázquez Romero, lo cierto es que Irene descubrió, en torno a sus 35 años, un máster en Humanidades y un viaje a Tierra Santa, que no sólo su familia es algo personal, sino que «todo es personal», también la profesión, los negocios, la vida pública y, por supuesto, su relación con Dios. Y, fruto de ese descubrimiento, cambió de profesión.

jueves, 10 de noviembre de 2016

San Benito y la dirección de equipos

San Benito de Nursia.
Otro día hablaremos de los
símbolos que acompañan su figura.
Son cada vez más frecuentes los libros para empresarios inspirados en principios, valores o modelos tomados de la vida religiosa. El monje que vendió su ferrari (Robin S. Sharma) contiene en el título todo un símbolo de este tipo de literatura. El liderazgo al estilo de los jesuitas (Chris Lowney) es un título menos conocido, pero conjuga mucha experiencia y finura conceptual en un texto muy bien articulado (este descubrimiento se lo debo a @j_riveram).

A modo de ejemplo muy directo, quiero compartirte algunas reflexiones de San Benito, fundador de la Regla que ha regido en los monasterios durante más de 1000 años, sobre las cualidades que debe tener un buen abad. Abad viene de Abba, papá, que es como Jesús llamaba Dios en su oración. Y la comunidad monacal requiere de un gobernante que sea, sobre todo, padre. «Padre» y «comunidad» significan mucho más que «jefe» y «equipo», pero es fácil reconocer que hablamos de realidades que guardan entre sí cierta analogía. ¿Cuáles son, según San Benito, las características del buen abad? ¿Puede iluminar, la reflexión de San Benito, la figura de lo que debe ser un buen líder?

El abad (¿el líder?) «no debe mandar al margen de la justicia» y será culpable de «lo defectuoso en buscar el provecho de sus ovejas». Debe enseñar lo que es bueno o malo de un doble modo: «con hechos y con palabras». Las palabras son, especialmente, para «los capaces»; y los hechos «para los duros de corazón», a quienes sólo el testimonio de quienes tiene a su alrededor puede hacer cambiar de parecer. El abad debe también evitar favoritos, pero aplaudir el mérito y no disimular los errores, sino detectarlos y arrancarlos de raíz a tiempo y con toda su energía. Pero, ojo, combatir el pecado para salvar al pecador. Por eso ha de combinar «la bondad del padre con la severidad del maestro».