Troya (Wolfgang Petersen, 2004), inspirada en el relato de Homero,
no supo captar algunos valores esenciales de la obra original.
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jueves, 7 de agosto de 2014
Homero: el ciego que nos trajo la luz
domingo, 3 de agosto de 2014
Ratatouille: «Cualquiera puede cocinar»
Fotograma de la película Ratatouille, (Brad Bird, 2007). |
Además de persecuciones, golpes, humor y todo lo que necesita para convertirse en la favorita de los niños, Ratatouille (Brad Bird, 2007), nos regala reflexiones para todas las edades, especialmente para los jóvenes y adultos que aún quieren sentirse vivos. Es habitual que muchas de sus secuencias y frases aparezcan en cursos sobre comunicación, trabajo en equipo, coaching y desarrollo personal. Por ejemplo: cuando uno recibe un don, por absurdo que parezca -en el caso de esta rata, es su olfato-, debe aprovecharlo. En orden a la supervivencia y gracias a su olfato, Remy salva la vida a su padre y se convierte en el olfateador oficial, capaz de detectar cualquier alimento envenenado. En orden a algo mucho más valioso y creativo que sólo comer sin morir, Remy usa su olfato para cumplir su vocación de ser un gran chef.
«Cualquiera puede cocinar», sostiene el gran Gusteau, quien, incluso ya fallecido, inspiró con su arte y consejo a Remy, una sencilla rata de campo, hasta convertirla en chef del más reputado restaurante de París. En un primer sentido, esta frase viene a decir que con buena voluntad, constancia y un buen maestro cualquiera puede llegar a cocinar dignamente. Sin embargo, la frase tiene un sentido más profundo, que nos revelará el exigente crítico Anton Ego hacia el final de la película: «No cualquiera puede convertirse en un gran artista, pero un gran artista sí puede provenir de cualquier lado».
miércoles, 30 de julio de 2014
Chesterton: vivir en familia supone «entrar en un cuento de hadas»
Chesterton at work. Desconocemos al autor de la fotografía. |
«La defensa más común de la familia es que, en medio de las tensiones y cambios de la vida, resulta un sitio pacífico, cómodo y unido. Pero es posible otra defensa de la familia, y a mí me parece evidente; consiste en decir que la familia no es ni pacífica, ni cómoda ni unida. […] La razón es obvia. En una comunidad grande podemos elegir a nuestros compañeros. En una comunidad pequeña nuestros compañeros nos vienen dados». Así comienza G.K. Chesterton La familia como institución en el mundo moderno, uno de sus muchos artículos en defensa de la familia.
Nuestro autor británico hacía así una radical crítica al modelo moderno-victoriano de familia. Esta crítica carece hoy de sentido si la hacemos a la realidad familiar contemporánea, tan poco cuidada y desestructurada que en nada se parece a ese concepto idílico de lugar estable y tranquilo. Pero mantiene toda su vigencia respecto del ideal moderno de familia que todavía permanece en muchas mentes, especialmente en las de los actuales enemigos de la familia, que atacan esta institución precisamente porque la desconocen -confundiéndola con el ideal moderno-.
domingo, 27 de julio de 2014
Hacia Rutas salvajes: «la felicidad sólo es real cuando es compartida»
Imagen promocional de Into The Wild. Paramount Vantage / River Road Entertainment. |
«Hay placer en los bosques sin hollar
hay éxtasis en las costas solitarias
hay sociedad, donde nadie se inmiscuye,
junto al hondo mar, y música en su rugido;
no amo menos al hombre, sino más a la naturaleza».
Con estos versos de lord Byron arranca Into the Wild (Hacia rutas salvajes, 2007), una película dirigida con más inteligencia que agilidad por Sean Penn. Esta adaptación al cine de una novela inspirada en hechos reales (escrita por Jon Krakauer) cuenta la historia de un joven graduado con sobresaliente y amante de los libros que abandona a su familia y su futuro asegurado de éxito programado para recorrer Alaska, lejos de cualquier vestigio de una humanidad que considera corrupta y falsa.
Es una historia de iniciación y maduración. La aventura de un chico que debe dejar de ser chico, que necesita rebelarse contra lo establecido y descubrir su propio camino. Una dura crítica a un mundo que vive de apariencias y otra, aún más cruda, a esas células sociales que de familia sólo mantienen el nombre.
martes, 22 de julio de 2014
Salvador de Madariaga: «Los problemas nos solucionan»
Salvador de Madariaga.
Fotografía de autor desconocido.
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De España dijo lo siguiente: el vasquismo y el comunismo. Porque los independentistas vascos no admitían ninguna postura que pudiera aceptar el resto de los españoles y porque el comunismo no es lo que parece y, por lo tanto, es peligroso. Su visión me parece ahora providencial.
De los españoles dijo una cosa aún más profunda y universal: «Los problemas del hombre son siempre los mismos, y duran mientras el hombre piensa que debe solucionarlos; pues lo cierto es que más bien esos problemas están para solucionarnos a nosotros» [cito de memoria]. Entre esos problemas de «siempre», explicó tres:
- «El hombre piensa y quiere que todos los hombres sean iguales, sean como él; pero la realidad es que cada hombre es distinto de otro».
- «El hombre piensa y quiere creer que es autónomo, que es independiente, que su libertad es individual y que no necesita de los demás; pero lo cierto es que el hombre, desde que nace hasta que muere, necesita de los otros hombres para sobrevivir, para madurar y para crecer en humanidad».
- «En toda sociedad, en toda convivencia, es necesario un mínimo de orden, y el orden exige el ejercicio del poder; pero es fácil que quien ejerza el poder se deje corromper y tienda a abusar de ese poder».
Esos tres problemas «del hombre» se dan hoy en nuestra democracia. Supongo que también en cada familia, en cada empresa, en cada equipo de fútbol… en cada comunidad humana. Y, verdaderamente, son problemas que no podremos solucionar jamás pero que, sin duda, están ahí para solucionarnos a nosotros.
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