sábado, 23 de julio de 2022

Teoría General de Sistemas y Persona | Paradigma, ideología, convivencia

Fruto de mi colaboración con la Cátedra de Irene Vázquez de Empresa Centrada en la Persona, ve la luz Teoría General de Sistemas y Persona. Paradigma, ideología, convivencia (Editorial UFV, 2021). El libro fue, originalmente, un documento interno, de discusión entre colegas. Es un texto escrito a la contra, pues me preocupa y duele hondamente el proceso de estandarización que, en orden a la eficiencia, sufren  los equipos humanos de las grandes organizaciones. Parejo al tiempo de su escritura ha corrido el crecimiento de la universidad en la que trabajo, con la ¿inevitable? transformación de muchas antiguas relaciones personales en envíos de formularios anónimos.

La noción de «sistema» se ha extendido para referirse tanto a los equipos como al conjunto de las organizaciones. Esa expresión puede llevarnos a interpretar que los «sistemas humanos» son conjuntos de personas agrupadas entre sí con el objeto de cumplir alguna función –la función del sistema–. Así, cada persona está referida a las demás y al conjunto del sistema. De esta idea se desprenden algunas consecuencias, presentadas a veces a modo de «leyes sistémicas», del tipo: un cambio en alguna persona afecta a todas las demás personas y al conjunto del sistema; y viceversa, un cambio en el sistema afecta a cada una de las personas del sistema y a las relaciones entre ellas. Si estas leyes, y otras semejantes, resultaran ser ciertas, estaríamos ante un saber universal acerca de cómo funcionan los distintos «sistemas humanos», lo que nos permitiría desarrollar una herramienta para diagnosticar cada sistema y para diseñar un proyecto de transformación con el que acompañar al sistema desde su situación actual a otra mejor. Este planteamiento resulta sin duda atractivo.

martes, 31 de mayo de 2022

Apología de Sócrates: la primacía de la verdad

Sócrates, Aspasia y Alcibíades (Nicolas Andre Monsiau)

Esta conferencia pone la figura de Sócrates en relación con la primacía de la verdad pero es, sobre todo, una invitación a quienes la escuchan a leer y meditar por su cuenta la <i>Apología de Sócrates</i>, texto breve y dramático que se encuentra entre los fundacionales de la cultura occidental. 

Lleva por título «Sócrates I: la primacía de la verdad (Apología)» y fue pronunciada el 18 de marzo de 2021 en el Curso Sistemático de Filosofía del hombre (2022-2021), integrado en el Seminario de Humanidades y Educación dirigido por el catedrático D. José Manuel García Ramos en la sede de la Fundación Universitaria Española (FUE). Tienes abajo una introducción a las ideas allí expuestas. 

Creo que la <i>Apología</i> contiene seis ideas fundamentales: cuatro sobre la sabiduría, que Sócrates expone con la intención de demostrar que <i>el no es un sabio</i>. Las otras dos, indirectamente presentadas por Platón, explican por qué Sócrates pierde el juicio y es condenado a muerte. 

Como estas seis ideas pueden contarse en 15 minutos, el resto de la conferencia consiste en una lectura reposada de algunos pasajes de la <i>Apología</i> y en un coloquio con los oyentes pues, como dice Sócrates en este texto, no hay nada más hermoso que conversar con los amigos acerca de los asuntos importantes de la vida.

 

martes, 17 de mayo de 2022

Don Mario Benedetti, tú quisiste superar todas las grietas

Mario Benedetti en 1983 (Fuente: Wikipedia)
«Voy a cerrar los ojos en voz baja. Voy a meterme a tientas en el sueño. En este instante el odio no trabaja para la muerte, que es su pobre dueño», escribió, una vez, don Mario Benedetti. Hasta mañana, llevaba por título. Sin la esperanza, o sólo a medias, de que mañana hubiera Mañana. Creo que es su poema más trágico, más duro, donde reconoce con crudeza que la vida, cuando estamos verdaderamente despiertos, no tiene sentido. Por eso él prefería soñar e, incluso cuando hablaba en serio, no lo hacía por mucho tiempo. A pesar del miedo que reconocía en este poema terminaba pidiéndonos: «No me lo digan cuando me despierte».

lunes, 21 de marzo de 2022

Yo siempre vi un sombrero | Encuentros con el Principito

Muchos de los que leyeron El Principito de niños no tienen un gran recuerdo de la obra. Porque no es un libro para niños. Al leerlo de adultos, somos muchos los que pensamos: “Nunca supe ver el elefante dentro de la boa; yo siempre vi un sombrero”. Así me decía mi querido José Manuel de León cuando le hablé del libro que Elisa de la Torre y yo estábamos perfilando y que hoy te presento.

En este pequeño libro nos proponemos no sólo enseñar a ver el elefante, sino mucho de lo invisible que contiene el relato del piloto, mucho más de lo que los tópicos populares e incluso la crítica formal han subrayado. El Principito no nos propone un retorno a una infancia acrítica, ni relata una ensoñación, sino que promueve nuestra “imaginación de lo invisible”, nos enfrenta a los misterios que fundamentan nuestra vida, haciéndonos ver con el corazón lo que es invisible a los ojos.

Cada capítulo es una meditación de una frase o un párrafo de cada episodio de El Principito. La estructura de nuestro libro respeta la temporalidad lineal -a diferencia de la obra original- lo que permite recorrer mejor la lógica del drama vital de cada uno de los amigos -el piloto y el principito- que se inicia con el despertar de la vocación, la renuncia a cumplirla, la caída en el desierto -el exilio de una vida sin vocación-, el encuentro con el amigo que nos hace renacer a nuestra vocación y el afrontamiento esperanzado de la soledad, el mal y la muerte.

En la primera parte acompañamos en su viaje al principito: del asteroide B-612 hasta su encuentro con el zorro. En la segunda parte, acompañamos al piloto que quiso ser pintor, desde que descubrió y renunció a su vocación, a la edad de seis años, hasta que su vocación le grita de nuevo en el desierto: Dibújame un cordero. En la tercera parte meditamos sobre el encuentro entre el principito y el piloto. Nuestra contemplación de estas dos vidas concluye frente al más bello y más triste paisaje del mundo

lunes, 8 de noviembre de 2021

¿Cómo escoger qué libros leer?

Fotografía por cortesía de Malte Luk

Hay mucho bueno que leer como para perder demasiado el tiempo en lecturas prescindibles. ¿Qué elegir? ¿Qué entiende Quevedo por doctos libros? Él nos da al menos cuatro criterios:
  • Pocos: es decir, rechacemos la sed de libros, huyamos de la bulimia que afecta a tantos lectores voraces a quienes poco aprovecha lo que leen, porque lo olvida todo, o lo mezclan todo. «Escoger los libros y escoger en los libros», enseña A-D. Sertillanges.
  • Doctos: es decir, obra de autores sabios, cultivados.
  • Difuntos. Frente a las novedades editoriales, las críticas de prensa, los títulos de ocasión –no es que nada de esto sea malo, pero es menos fiable, más oportunista-, confiemos en las obras que han superado la criba de los tiempos, que la sabia tradición ha decidido conversar por algo.
  • Si no siempre entendidos, siempre abiertos: aquellos cuyo secreto no se nos regala a la primera, pero que nos invitan a no cerrarlos nunca, pues lo mucho o poco que sacamos de ellos…
  • Nos despiertan y mejoran: enmiendan o fecundan nuestros asuntos, traen una voz que nos despierta de las opiniones y modas: nos ponen frente a las verdades universales. 
No lo dice expresamente, pero se intuyen otros dos criterios:
  • Los que nos muestran, a su modo, lo eterno.
  • Los que contienen «el espesor de muchos hombres» (Kenneth Clark, ¿Qué es una obra maesra, Icaria, Barcelona, 1980, 11). Es decir que no sólo son el espejo de un alma, sino un mapa del mundo; no la voz de un hombre, sino del Hombre.
Naturalmente, no son estos los únicos libros que podemos o debemos leer. Por necesidad, trabajo, estudio o distracción, será necesario o conveniente enfrentarse a otros. Pero tocaba hablar hoy, por esta vez, de los mejores.