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Vázquez Romero, Irene. Inteligencia de la fe,
inteligencia de la realidad en C. S. Lewis (1898-1963),
Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, 2016.
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En la versión cinematográfica de
El Padrino, justo después de explicar un plan que incluye el asesinato de dos personas,
Michael Corleone concluye: «No es nada personal, sólo son negocios». Estas palabras, más que describir a la mafia, pretenden desenmascarar una mentalidad muy extendida en nuestro tiempo. La mentalidad que separa radicalmente dos órdenes de realidad: por un lado, la vida pública, los negocios, la profesión –donde todo es impersonal, donde hay que aparentar, donde podemos ser inhumanos sin que eso deba provocarnos remordimientos–; y, por otro lado, la vida privada o
la familia que es donde realmente se ve que, en el fondo, todos –hasta los asesinos en serie– somos buenísimas personas.
Sin embargo, en la novela de Mario Puzo en la que está basada la película, Michael Corleone dice justo lo contrario:
«No te equivoques, Tom. Todo es personal. Incluso el más simple y menos importante de los negocios. En la vida de un hombre todo es personal. […] ¿Sabes quién me enseñó eso? El Don. Mi padre. El padrino. Es ahí donde reside su grandeza. El gran Don. Él todo lo convertía en algo personal. Igual que hace Dios».
Salvando las distancias entre Dios, Michael Corleone e
Irene Vázquez Romero, lo cierto es que Irene descubrió, en torno a sus 35 años, un máster en Humanidades y un viaje a Tierra Santa, que no sólo su familia es algo personal, sino que «todo es personal», también la profesión, los negocios, la vida pública y, por supuesto, su relación con Dios. Y, fruto de ese descubrimiento, cambió de profesión.