lunes, 30 de septiembre de 2024

Mandamientos del pensamiento complejo (de charla con una IAG)

A lo largo de mi vida académica me encontrado con varios «conceptos-encrucijada» (transdisciplinariedad, principio del tercero incluido, principio dialógico, paradigma de la complejidad) que presentaban al menos una dirección común: «Por aquí se llega a Edgar Morin». Hace unos días me animé a explorar ese destino y recorrí su Introducción al pensamiento complejo (París, 1990). 

Me pregunto si la imagen de la portada (junto a este texto), no debería incluir al menos a dos personas; y también si no deberían estar las personas en el centro de la espiral y dejar la apertura de ésta hacia lo abierto, profundo, indecible.

El caso es que Morin menciona en ese libro sus «mandamientos de la complejidad». «No voy a repetirlos aquí, pero hay diez principios», escribe, misterioso él (p. 146). «¿Cuáles?», me pregunto. «¿Cuáles?», pregunto un minuto después a una Inteligencia Artificial Generativa (IAG), tipo Chat GPT, pero otra. Respuesta:

«Edgar Morin no estableció específicamente "10 mandamientos de la complejidad", pero sí desarrolló principios clave en su teoría del pensamiento complejo. Basándome en sus ideas, podemos resumir algunos de los conceptos fundamentales de la siguiente manera: […]».

Decido insistir, cortésmente: «Creo que Morin sí establece 10 principios, en concreto, en su obra Ciencia con conciencia». «Tiene razón, me disculpo por el error en mi respuesta anterior». Sabed que la IAG y yo nos entrenamos mutuamente en la cortesía británica de la discusión cordial. Me concede amablemente la semejanza entre «mandamientos» y «principios». Sin desdecirse, sin embargo, de lo anterior:

«Efectivamente, Edgar Morin sí propuso 10 principios o mandamientos de la complejidad en su obra Ciencia con conciencia. Basándome en la información proporcionada, aquí están los 10 mandamientos de la complejidad según Edgar Morin: […]».

Lo que viene en los «[…]» de su segunda respuesta es exactamente lo que ya dijo en los «[…]» de su primera respuesta. No los reproduzco aquí, porque no son lo que dice Morin en esa obra. Hablo con una IAG cordial, pero cabezota. Así que voy a la fuente: Ciencia con conciencia (Ed. Anthropos, versión de Ana Sánchez, 1984). Allí encuentro un capítulo titulado «Los mandamientos de la complejidad» (p. 357 y ss). Resulta que Morin los llama, alternativamente, «mandamientos» y «principios». Pero Morin recuerda mal —o cambia de opinión, como gusta decir Sánchez de sí mismo— pues allí no presenta diez mandamientos, sino 13. Quizá la analogía mosaica resultó muy poderosa y procuró que sobraban tres.

martes, 17 de septiembre de 2024

Periodismo, deporte y pensamiento crítico

Fotograma de El peor equipo del mundo (Taika Waititi, 2023).

Este año estreno la asignatura de «Bases del Pensamiento Crítico» en 1º de Periodismo (Universidad Francisco de Vitoria). Nueva en el plan de estudios que entra en vigor en 2024, la asignatura se imparte en el primer semestre y pretende paliar una carencia cada vez más notable en el mundo profesional del periodismo. Algunas series televisivas, como The Newsroom (Aaron Sorkin, HBO, 2012-14), parecen diseñadas explícitamente para identificar y combatir esa carencia. La serie me interesó tanto que le dediqué varias notas de este blog, con la intención de trabajarlas con mis alumnos de Teoría de la Comunicación. 

En la literatura anglosajona, el «pensamiento crítico» suele limitarse a enseñar técnicas para detectar falacias lógicas o evaluar la calidad de las fuentes de información. Esto es necesario, pero no es suficiente. El pensamiento crítico, además de un conjunto de técnicas, es una virtud, un hábito intelectual que, para aplicarse adecuadamente, debe ir acompañado de otros hábitos intelectuales y morales. Es necesario, por ejemplo, combinar pensamiento crítico y pensamiento creativo, como trataré de hacer más abajo. Es preciso también no reducir el pensamiento creativo a otro conjunto de técnicas, sino formarlo como otro hábito. Distinguir cuándo toca ser creativos y cuándo críticos es un arte, del que se ocupa otra virtud, la prudencia. Y la prudencia conecta las virtudes intelectuales con las morales: templanza, fortaleza, justicia, etc.