Fruto de mi colaboración con la Cátedra de Irene Vázquez de Empresa Centrada en la Persona, ve la luz Teoría General de Sistemas y Persona. Paradigma, ideología, convivencia (Editorial UFV, 2021). El libro fue, originalmente, un documento interno, de discusión entre colegas. Es un texto escrito a la contra, pues me preocupa y duele hondamente el proceso de estandarización que, en orden a la eficiencia, sufren los equipos humanos de las grandes organizaciones. Parejo al tiempo de su escritura ha corrido el crecimiento de la universidad en la que trabajo, con la ¿inevitable? transformación de muchas antiguas relaciones personales en envíos de formularios anónimos.
La noción de «sistema» se ha extendido para referirse tanto a los equipos como al conjunto de las organizaciones. Esa expresión puede llevarnos a interpretar que los «sistemas humanos» son conjuntos de personas agrupadas entre sí con el objeto de cumplir alguna función –la función del sistema–. Así, cada persona está referida a las demás y al conjunto del sistema. De esta idea se desprenden algunas consecuencias, presentadas a veces a modo de «leyes sistémicas», del tipo: un cambio en alguna persona afecta a todas las demás personas y al conjunto del sistema; y viceversa, un cambio en el sistema afecta a cada una de las personas del sistema y a las relaciones entre ellas. Si estas leyes, y otras semejantes, resultaran ser ciertas, estaríamos ante un saber universal acerca de cómo funcionan los distintos «sistemas humanos», lo que nos permitiría desarrollar una herramienta para diagnosticar cada sistema y para diseñar un proyecto de transformación con el que acompañar al sistema desde su situación actual a otra mejor. Este planteamiento resulta sin duda atractivo.
Por otro lado, no es un planteamiento nuevo, sino que ha sido ya ensayado en la filosofía, la sociología y la práctica política del siglo XIX y de principios del siglo XX. Esos ensayos han sido acusados de deshumanizadores por reducir a la persona a rol o función y por ofrecer una imagen de la sociedad similar a la de una gran máquina –mecanicismo– o a un gran organismo biológico –organicismo–. En esta investigación repasamos la noción de sistema y el uso que de ella hacen los teóricos de sistemas para hablar de los «sistemas humanos». Al constatar que ese planteamiento puede llevarnos a un reduccionismo de la realidad del hombre y sus relaciones, por cosificarlos y reducirlos a formulaciones matemáticas o lógico–ideales, decidimos ensayar una nueva aproximación a la noción de sistema desde un planteamiento más fenomenológico–existencial, supuesta la estructura dialógica de la persona, que nos permita entender con mayor precisión a qué podemos llamar «sistemas humanos», en la medida en que posibiliten el desarrollo pleno de la persona en sociedad.
Referencia completa: ABELLÁN-GARCÍA, A. Teoría General de Sistemas y Persona. Paradigma, ideología, convivencia, Colección Diálogos, Editorial UFV. Madrid, 2021.
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