Fotograma de X-Men: first class. |
Westchester (Nueva York), 1944. Mansión de la familia Xavier. Un travelling se acerca desde el fondo de la habitación buscando el rostro de un Charles adolescente que duerme plácidamente en su cama. El movimiento de cámara nos permite reconocer los objetos que acompañan al «sueño de Xavier»: un libro, una figura de ajedrez, una bola de béisbol y tres retratos en blanco y negro: Charles Darwin, Albert Einstein y… ¿Quién es esa bella mujer que parece una actriz de Hollywood? Un ruido despierta al chico. Armado con un bate de béisbol, baja las escaleras y entra en la cocina. Allí descubre a su madre sacando comida de la nevera. Algo no encaja. Es físicamente idéntica a su madre, pero no piensa ni se comporta como su madre. Charles pregunta: «¿Quién eres tú?». [Hemos descrito la 2ª secuencia de la película X-Men: first class (Matthew Vaughn, 2011)].
La pregunta de Xavier se dirige hacia Raven, una mutante capaz de adoptar la forma de cualquier ser humano. Esta pregunta acompañará a Raven durante toda la saga. Su capacidad para adoptar la identidad de cualquier otro en función de sus caprichos personales –o de los intereses de aquel a quien ella sirva- acentúan su confusión. Raven es capaz de imitar a cualquier otro en cualquier momento, pero, ¿quién es realmente ella?
El problema de la propia identidad (de la vida auténtica frente a la vida alienada o inauténtica) es característico de nuestra época. La saga cinematográfica de los X-Men aborda esta cuestión con persistencia en todas sus entregas, vinculándola además con otros temas específicos del Occidente contemporáneo:
- La ciencia moderna, capaz de transformar no sólo la realidad, sino a nosotros mismos.
- La preocupación política por integrar la diversidad y combatir la discriminación por razones de orientación sexual, raza, cultura o creencia religiosa.
- La vinculación entre el fatalismo o determinismo de la Historia, que parece regirse por leyes propias de progreso y crisis, frente a la libertad personal.
- El fenómeno de las ideologías, como forma de marcar una identidad grupal frente al resto.
La persistencia temática (¡en seis películas!) de estas cuatro cuestiones en relación con la identidad personal nos sugiere que nos encontramos ante una rica mitología sobre el hombre contemporáneo, ante un conjunto de relatos relativamente cohesionados que iluminan -sin resolver ni agotar- los grandes temas y las creencias básicas de nuestra época.
He tratado estos asuntos en «X-Men: ciencia, historia e identidad», publicado en la obra colectiva ENCINAS, A. (coord.) El antifaz transparente. Antropología en el cine de superhéroes, Encuentro, Madrid, 2016. [descargar capítulo]
Si crees que las pelis de superhéroes son sólo entretenimiento, te animo a recorrer las páginas de ese libro, escrito en colaboración con buenos colegas. Aquí, el menú:
La primera parte de la obra sienta los fundamentos antropológicos del superhéroe: Ángel Sáchez-Palencia habla del «El heroísmo griego»; Arturo Encinas repasa las características comunes de la «Superantropología en el cine»; y Eduardo Segura contrapone el verdadero heroísmo al voluntarismo que afecta a algunos de los héroes del celuloide en «Superpoderes y sentidos del deber: heroísmo vs. voluntarismo».
La segunda parte aborda la figura del superhéroe en el cómic y en el cine: Federico Alba repasa «De Kal-El a El Comediante: historia de los superhéroes»; y José Gabriel Lorenzo expone «El sacrificio moral como una nueva forma de entender el cine de superhéroes».
La tercera parte está consagrada al análisis de sagas cinematográfícas de superhéroes: Pedro Gutierrez Recacha nos ofrece «Bajo la máscara de Spider-man: cuatro lecturas éticas sobre el hombre araña»; Juan Pablo Serra y Juan Esteban Serra presentan el drama de «Ser hombre en un mundo desencantado: El caballero oscuro según Christopher Nolan»; y un servidor, hablo de los X-Men, en las claves que ya he presentado.
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