Páginas

jueves, 28 de diciembre de 2017

Aristóteles, sobre Twitter: «No hay que discutir con todo el mundo»

Viñeta de @mlalanda.

Escuchar es para el alma lo que comer es para el cuerpo. Esta idea, al menos tan antigua como Sócrates, debería orientar nuestra dieta mediática. Pero no se trata sólo de cuidar lo que recibimos, sino también de cuidar con quién hablamos. En principio, y por principio, conviene abrirse al diálogo con cualquiera. Esta es para mí una máxima o, si se quiere, una aplicación de esa máxima moral por la que hay que hacer siempre el bien y evitar el mal. Ahora bien, ocurre que los principios no siempre pueden alcanzar una aplicación a la altura de nuestros anhelos, y que el mejor bien posible en cada caso, el deber ser de cada situación, no siempre responde a nuestras expectativas (explicar el porqué de esto, habrá que dejarlo para otra ocasión).

La Ética más exigente recoge algunas claves para el discernimiento sobre el mayor bien –o el menor mal- realmente posible en cada caso, mediante fórmulas como la del «mal menor» o, en este caso, como la «defensa propia». Es por cuidado de uno mismo –por evitar recibir mal, o por evitar realizar un mal no querido- por lo que conviene no leer, escuchar o exponerse a algunas cosas o personas, y por lo que Aristóteles explica, en sus escritos sobre dialéctica, que «no hay que discutir con todo el mundo». En Twitter encontramos a diario decenas de ejemplos en los que convendría atender al consejo de Aristóteles.

jueves, 14 de diciembre de 2017

¿Por qué Filosofía?

Portada del libro ¿Por qué filosofía?
«Si preguntamos a un arquitecto “¿para qué sirve la Arquitectura?”, o a un médico “¿para qué sirve la Medicina?”, nuestras preguntas resultarán impertinentes y pareceremos ignorantes. Sin embargo, esas eran las preguntas típicas de Sócrates, quien hacía gala de su ignorancia y resultaba tan impertinente que sus conciudadanos decidieron condenarle a muerte. El martirio es, desde antiguo, una posibilidad con la que el humanista debe contar y no son pocos los que resumen la historia de la Filosofía, con Miguel García-Baró, como una gran meditación en torno a la muerte de Sócrates.

Si preguntamos a un filósofo “¿para qué sirve la Filosofía?”, lo más probable es que alce las cejas, aclare su voz e improvise una conferencia no ya sobre el sentido de la Filosofía, sino también sobre el sentido de la Medicina e, incluso, de la Arquitectura. La razón de esto es que la eterna pregunta sobre la utilidad de la filosofía encierra una trampa semántica.

Si la expresión para qué sirve la filosofía significa algo así como qué efectos, resultados o cambios voy a lograr filosofando, mi respuesta sería, como la de innumerables sabios: “La filosofía no sirve para nada”. Preguntado desde esta actitud, que Romano Guardini llamaba “voluntad de dominio”, yo defendería la inutilidad de la Filosofía. Porque cuando convertimos la ideas en “una palanca de transformación social” (Daniel Bell) es muy posible que ya no estemos haciendo Filosofía, sino ideología. Sin embargo, si entendemos la expresión para qué sirve desde una “voluntad de sentido”, es decir, si preguntamos: “¿Tiene sentido hacer filosofía?” Mi respuesta es, como la de los ya invocados sabios, “sí, tiene todo el sentido”.

domingo, 3 de diciembre de 2017

Originalidad y comunicación

Autorretrato de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, 1656.
Existen tantas vocaciones como personas. Esta convicción me atacó con fuerza la primera vez que leí la entrevista de Peter Seewald a Joseph Ratzinger publicada en 1996 bajo el título La sal de la tierra. «¿Cuántos caminos puede haber para llegar a Dios?», preguntó el periodista. El entonces cardenal Ratzinger respondió: «Tantos como hombres».

La idea de que cada persona es única no era para mí nueva. Pero yo creía que cada persona estaba llamada a ser algo, a cumplir una cosa que se llama vocación y creo que esta idea está bastante extendida, porque habitualmente la palabra vocación se identifica con profesiones o actividades genéricas.

Es claro que en un sentido importante hay vocaciones genéricas, incluso naturales. Todos estamos llamados a «ser hijos», aunque algunos no parezcan saberlo, o aunque a menudo no nos comportemos como tales. Y como toda vocación en sentido fuerte, «ser hijo» no es algo que se elige, sino que, literalmente, nos lo encontramos. Y quizá estamos llamados también a ser hermanos, padres, madres… y eso es algo que, con independencia de que lo queramos o no, también nos lo encontramos. Suele hablarse además de la vocación del sacerdote, del médico, del militar, del maestro… Son de nuevo vocaciones naturales, en el sentido de que son necesarias para la existencia y perpetuación de cualquier sociedad humana.

Pero todas estas vocaciones, y tantas otras profesiones a las que llamamos también vocacionales, tienen unas formas históricas y sociales bastante precisas, vigentes, en las que parece que, mejor o peor, debemos encajar la singularísima personalidad de cada uno. Por eso la vocación parece una cosa que hacer, un dictado que copiar de alguien que previamente nos lo ha escrito.

viernes, 24 de noviembre de 2017

«Pásame la sal»; un modo de apropiarme el mundo

Ceci n'est pas una pipe (Esto no es una pipa), René Magritte, 1929.

«Como decíamos ayer…» una fuerza interior ha crecido dentro de mí hasta obligarme a escribir un blog. Disfruté mucho de mi primera sesión como profesor en el Seminario de Metodología de Investigación en Estética y Comunicación (doctorado en Humanidades, Universidad Francisco de Vitoria). Como siempre que me ocurre esto en clase, la fuente del disfrute es doble: de un lado, viene del subirnos a hombros de un gigante; del otro, de alumnos ejemplares dispuestos a ver más y más lejos que el gigante.

domingo, 13 de agosto de 2017

¿Por qué nos acostumbramos tan rápido a lo bueno?

Foto: Álvaro Abellán-García. En algún lugar de León.
Una de las ventajas (o desventajas) de las redes sociales digitales es que nos permiten compartir un estado de ánimo con nuestros conocidos. A veces no pasa de un mensaje sin respuesta lanzado a un puñado de posibles lectores. Otras supone el comienzo de algo más serio. Tal vez un encuentro real para charlar, una complicidad en la respuesta, una oración por la persona afectada o incluso una reflexión. Así ocurrió cuando una antigua alumna mía lanzó esta pregunta en Facebook: «¿Por qué nos acostumbramos tan rápido a lo bueno?». Seguramente no era más que un pensamiento al aire después de una gran experiencia que, según termina, ya echamos de menos. El caso es que ante esa confesión inocente se encendieron todos mis instintos de profesor avezado y me salió una respuesta, desde lo más hondo del corazón, dirigida expresamente a ella: «Porque estamos hechos para ello».

viernes, 2 de junio de 2017

Un reto para todas las horas: «descubrir y pronunciar tu palabra para el mundo»

Acto de graduación de la Facultad de Comunicación, 2-06-2017, Universidad Francisco de Vitoria.

Era la primera vez que las cinco carreras de la Facultad de Comunicación de la Universidad Francisco de Vitoria celebraban en común el acto de graduación de sus alumnos. Me vi obligado a preparar una lección magistral que llegara al núcleo común de los cinco grados y, al final, me salió un discurso que toca el núcleo mismo de nuestra condición humana. Prometí a quienes me lo pidieron que encontrarían el discurso en el blog. Creo, no obstante, que si sacaste provecho de otras entradas que has encontrado por aquí, también puede interesarte esta. Te dejo con mis palabras.

miércoles, 17 de mayo de 2017

Ciencia Ficción: ¿Te cuestionas la naturaleza de tu realidad?

Fotograma de Westworld (1x01, 2016). El creador interroga a su criatura.

Los creadores de Fantasía y Ciencia-Ficción son proclives a las preguntas últimas. Algunos creen tener las respuestas últimas. Creo que el modo en el que plantean y responden a estas cuestiones tiene mucho que ver con la calidad de sus universos ficcionales. Cuando las obras no plantean estas preguntas, son mero pasatiempo. Cuando las plantean y ensayan tentativas de respuesta que no pretenden acotar el misterio, pero nos iluminan, estamos ante obras que suelen ser releídas, reinterpretadas, que mantienen cierta actualidad, casi al modo de los clásicos. Si las plantean y las responden con simpleza, sabemos que o bien el autor se está haciendo trampas al solitario, o bien pretende adoctrinarnos.

viernes, 5 de mayo de 2017

¿Qué sostiene el mundo?

Fotograma de La historia interminable (Die unendliche Geschichte, Wolfgang Petersen, 1984).

Mis alumnos se enfrentaron a esta pregunta desde la primera semana de clase. «¿Qué sostiene el mundo?» es la primera indagación que acometemos en la asignatura de Bases Filosóficas de la Fantasía y la Ciencia Ficción en el grado de Creación y Narración de Videojuegos (Universidad Francisco de Vitoria). Es una pregunta para la que no encontraron una respuesta fácil. A medida que se acercaba el ensayo en el que debían dar cuenta de sus reflexiones, la tensión crecía. Trataban de desglosar la cuestión en otras aparentemente más fáciles: ¿Qué sostiene el mundo real o qué sostiene los mundos ficcionales que nos inventamos? ¿Qué sostiene el mundo, en general, o qué sostiene mi mundo personal?

lunes, 17 de abril de 2017

La pretensión del transhumanismo (o la refutación por Scarlett Johansson)

Scarlett Johansson en un fotograma de Lucy.

El transhumanismo, abreviado como H+, es un movimiento intelectual y cultural que muchos consideran una ideología peligrosa. La tesis inicial es prometedora: se trata de orientar la ciencia y la tecnología al objetivo de mejorar la condición humana. «Pero eso -dirán algunos- ¿no es siempre el objetivo de la ciencia?» Pues sí, pero debemos reconocer que, cuando nos ponemos a concretar, la cosa no resulta tan clara, ni siquiera entre transhumanistas. Entre sus fundadores encontramos a J. B. S. Haldane, partidario de la eugenesia, es decir, de organizar comités para decidir quién tiene o no derecho a vivir.

martes, 11 de abril de 2017

Stephen King: «¿Qué es escribir? Telepatía, por supuesto»

Stephen King, en el estado de Maine. Fuente: Bangordailynews.

«Me llamo Stephen King, y escribo el primer borrador de este texto en mi mesa de trabajo, una mañana de nieve de diciembre de 1997. Tengo varias cosas en la cabeza. Algunas son preocupaciones; otras, en cambio, son agradables; pero ahora mismo tiene prioridad el papeleo. […]
La publicación de este libro está prevista para finales de verano o principios de otoño del año 2000. De confirmarse el dato, tú, querido lector, estarás a cierta distancia cronológica de mí» (KING, Stephen. Mientras escribo, BeBolsillo, Barcelona, 2016, 115-116 · stephenking.com).
Esta posibilidad de que King, tú y yo estemos ahora mismo, a pesar de la distancia espacio-temporal, compartiendo lo que hay en nuestras conciencias, es lo que maravilla de la escritura al maestro del terror. On Writing (Mientras escribo) es el libro de Stephen King sobre el oficio de escribir. [Gracias, querido Juan Serrano, por revelarme su existencia]. A la pregunta «¿Qué es escribir?» King responde: «Telepatía, por supuesto […] Telepatía de verdad, ¿eh? Sin chorraditas místicas».

lunes, 3 de abril de 2017

Diez ventajas de la tecnología «book» sobre la tecnología «e-book»

Es importante saber historia, entre otras cosas, para superar nuestro provincianismo histórico. El provincianismo histórico es una variante del geográfico: es esa limitación por la cual tendemos a pensar que no es posible que las cosas sean ni de otra forma, ni mejores, a como las hacemos o conocemos hoy. Es verdad que no hace falta salir del propio pueblo para ser universal, pero ayuda, sobre todo a algunas mentalidades.

En la asignatura de Teoría de la Comunicación que imparto a periodistas y comunicadores audiovisuales, precisamente para alentar a mis alumnos a pensar el futuro en este momento de cambio tecnológico y cultural, invierto varias clases en repasar con ojos nuevos la Historia de la Comunicación. Mi planteamiento parte de la idea de que si los animales viven inmersos en la naturaleza, los hombres también, con la diferencia de que el medio natural del hombre incluye eso que llamamos cultura. La cultura es para el hombre lo que el agua para el pez: el medio ambiente en el que alimenta su vida, en concreto, su vida espiritual.

Pues resulta que las tecnologías que usamos para comunicarnos –y no sólo el contenido que comunicamos- forman parte de ese medio ambiente y configuran, como medios, nuestras percepciones, procesos, hábitos y acciones. Mi colega Carlos Romero, sabedor de esa obsesión mía, me recomendó un pequeño librito que repasa la historia de la lectura desde una perspectiva similar a la mía, escrito además por un autor cuya erudición me supera con creces. Me refiero a La metamorfosis de la lectura, de Román Gubern, Anagrama, Barcelona, 2010.

martes, 28 de marzo de 2017

Los nuevos enfoques de la formación universitaria


El salón de mi casa se ha convertido en las últimas semanas en un magnífico auditorio cuyo programa diario de conferencias, debates, mesas redondas, conciertos y exposiciones resulta envidiable para cualquier amante de la cultura. Se lo debemos al chromecast, que nos permite proyectar en la tele contenidos de las mejores universidades, instituciones y fundaciones del mundo que comparten sus actividades, entre otros lugares, en Youtube.

lunes, 20 de marzo de 2017

«Nuestro sistema educativo se basa en el engaño»: la falsa dialéctica de lo antiguo y lo nuevo en Educación

Captura de pantalla del programa Chester in love emitido el 26 de febrero de 2017 en Cuatro.

Santiago Moll (@smoll73) lanzaba en Twitter una pregunta puñetera, cosa que gusta de hacer y que yo le agradezco. Pocos estímulos educativos e intelectuales hay tan notables como las preguntas puñeteras, aunque le cuesten la vida a quien pregunta, cosa que aprendimos con Sócrates. Esta fue su provocación:

A lo que yo respondí:

Soy muy fan de las nuevas metodologías docentes, pero cuando estas se afirman acríticamente y con desprecio sobre las viejas, me empiezo a poner nervioso. Lo reconozco: soy muy duro con la ignorancia educativa de los nuevos educadores. Entiendo bien lo que la frase quiere decir, en el buen sentido de la misma, pero tiene un mal sentido tan irrespetuoso con nuestros mayores que no podía callarme, entre otras cosas porque la falta de respeto con nuestros mayores y con la tradición (en la familia, en la escuela, en la vida pública) es una de las carencias más graves de la nueva educación. Sin contar con la tradición, aunque sólo sea para enmendarla, no podemos empezar a hablar. Por lo demás, no es extraño escuchar a nuevos educadores condenar la lección magistral empleando torpemente el método de la lección magistral, lo cual no deja de parecerme una triste ironía.

lunes, 13 de marzo de 2017

Saint-Exupéry: un periodista francés en la guerra de España

Antoine de Saint-Exupery junto al avión que pilotó, gracias al diario parisino L'Intransigeant, para cubrir la guerra civil española.

«Esta tarde he asistido al bombardeo desde la misma ciudad [de Madrid]. Alguien juzgó necesario dejar caer un rayo sobre la Gran Vía para descuajar una vida, una sola. Algunos viandantes se sacudían los escombros; otros corrían; el humo ligero se disipaba; pero aquel joven, salvado milagrosamente sin un rasguño, tenía a su novia, a la misma que segundos antes llevaba cogida del brazo con su ternura, a sus pies, convertida en una esponja de sangre, en un amasijo de carne y jirones. Mientras se arrodillaba, sin entender nada todavía, movía la cabeza lentamente, de arriba abajo, como si pensara: “Qué extraño es esto”. En aquella flor derramada no había nada que le recordara a su amiga. […] A medida que el grito, diferido no sé por qué razones, se formaba en su garganta, el joven tenía la ocasión de comprender que el verdadero objeto de su amor no habían sido esos labios, sino el gesto, la sonrisa de esos labios. No esos ojos, sino su mirada. No ese pecho, sino su delicado movimiento marino. Tenía la oportunidad de comprender, en definitiva, la causa de la angustia que le provocaba su amor. ¿Acaso no había perseguido lo inaprensible? No se trataba de estrechar su cuerpo, sino la suavidad, la luz, el ángel ingrávido que lo cubría…» Saint-Exupery, Antoine, La guerra de España, trad. de Andoni Eizaguirre Ugarte, KEN Nueva, Mutilva (Navarra), 2016, 60-61.

domingo, 19 de febrero de 2017

The Rear Window y la ética del encuadre

Fotograma de The Rear Window (La ventana indiscreta, 1954) de Alfred Hitchcock.

Sólo al recordarnos que el cine es «comunicación» podemos, por un lado, analizarlo por sí mismo, internamente, respetando su propia identidad y, por otro, restituir todo lo que allí encontramos al lugar que lo origina y le da sentido: la vida humana. Así abordó Ana María del Valle el estudio de la obra cinematográfica de un grande en su tesis doctoral: La posición de cámara y el montaje en el cine de Alfred Hitchcock como un acto moral (Universidad Francisco de Vitoria, 2015).

domingo, 12 de febrero de 2017

Bases filosóficas de la fantasía y la ciencia ficción

Liara T'Soni, Mass Effect (paper4pc.com).

Nuestra hipótesis: la ficción como curación del alma (en la línea de «Médicos ficticios para patologías reales»). Actitud: ser verdaderos teóricos, es decir, ser muy observadores (y observantes) de las verdades descubiertas. Contexto: una comunidad de aprendizaje de profesores de humanidades y alumnos de Videojuegos (en la Universidad Francisco de Vitoria) en la que somos muy conscientes del siguiente principio pedagógico: «Nadie lo sabe todo, nadie lo ignora todo, los hombres nos educamos mutuamente por mediación del mundo» (Paulo Freire). Nuestro mundo compartido es, por supuesto, el aula, y en ella invocamos y hacemos presentes dos tipos de mundos muy especiales: el Reino de Fantasía y los mundos posibles de la ciencia ficción. No es poca cosa reflexionar con seriedad sobre el modo en el que afecta a la vida la contemplación de mundos ficcionales, e incluso la vivencia de realidades imposibles pero cotidianas, como el hecho de que tenemos por delante algo que se llama «semestre» que dura menos de cuatro meses (de principios de febrero a mediados de mayo).