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viernes, 5 de mayo de 2017

¿Qué sostiene el mundo?

Fotograma de La historia interminable (Die unendliche Geschichte, Wolfgang Petersen, 1984).

Mis alumnos se enfrentaron a esta pregunta desde la primera semana de clase. «¿Qué sostiene el mundo?» es la primera indagación que acometemos en la asignatura de Bases Filosóficas de la Fantasía y la Ciencia Ficción en el grado de Creación y Narración de Videojuegos (Universidad Francisco de Vitoria). Es una pregunta para la que no encontraron una respuesta fácil. A medida que se acercaba el ensayo en el que debían dar cuenta de sus reflexiones, la tensión crecía. Trataban de desglosar la cuestión en otras aparentemente más fáciles: ¿Qué sostiene el mundo real o qué sostiene los mundos ficcionales que nos inventamos? ¿Qué sostiene el mundo, en general, o qué sostiene mi mundo personal?

Pero la pregunta no se deja reducir, pues contiene una premisa no explícita, pero fundamental: en última instancia, lo que sostiene el mundo debe ser algo que, a su vez, no esté sostenido por nada. ¿Qué es eso que sostiene todo lo demás y no es sostenido por otra cosa? ¿Qué es aquello capaz de sostenerse a sí mismo, sin necesidad de que ninguna otra cosa lo sostenga? Las respuestas en sus ensayos ofrecían tentativas muy interesantes pero… ¿Encontraron aquello que lo sostiene todo y que, a su vez, no es sostenido por nada?

Algunos defendieron que el mundo de los personajes ficcionales es sostenido por la ilusión que tienen esos personajes: si algo les ilusiona, el mundo adquiere un sentido determinado; si se desilusionan, es como si se les cae el mundo encima, como si nada tuviera sentido. Es verdad. Pero también es verdad que esa ilusión no se sostiene a sí misma. Es sostenida por una persona -o personaje-, y es suscitada en esa persona por otra cosa o persona distinta de sí misma. La ilusión es siempre por algo o por alguien.

Otros se decantaron por un principio moral, que guía y sostiene al personaje. Es cierto que los principios morales sostienen y orientan la acción de los personajes, pero, la existencia de principios morales ¿es anterior a la existencia del ser humano? ¿Son los principios morales los que crean y sostienen la naturaleza y al ser humano?

Otros defendieron que es el tiempo lo que sostiene todo pero, en realidad, el tiempo sólo adquiere sentido en una perspectiva personal. Presente, pasado y futuro lo son siempre respecto de alguien. Lo que llamamos pasar del tiempo es en realidad una forma de medir el movimiento. ¿Entonces es el espacio lo que sostiene el mundo? En un sentido físico, tal vez sí. Aunque la noción del espacio como sostenedor de los objetos físicos es bastante primitiva y ya sabemos que son más bien los objetos los que configuran eso que llamamos espacio. ¿Las leyes físicas? Espacio, tiempo y leyes físicas tal vez explican el funcionamiento de la naturaleza, pero no sostienen la naturaleza, sino al contrario: la naturaleza sostiene y justifica, confirma o refuta, la validez de las leyes físicas.

Curiosamente, ninguno defendió la idea de que es la naturaleza lo que sostiene el mundo. Esa hipótesis nos llevaría ya hacia asuntos teológicos. En clave panteísta (Dios-Pan, Dios-Naturaleza, Dios-Cosmos), pero estaríamos ya en el ámbito de la teología o la religión. Y resulta que mis alumnos no sabían o no querían entrar en ese ámbito. Para ser sincero, tres (de 34) sí entraron en teologías. Ficcionales, eso sí. La fuerza (Star Wars). Zen-Oh (Dragon Ball, el Rey de Todo, que no tiene necesidad de materia). Es claro que algo sostiene el mundo, pero eso siempre es presentado como un Misterio (Mass Effect). Sólo tres. Y, sin embargo, ¿cuántos universos ficcionales memorables ignoran el hecho teológico o el fenómeno de la religión? Más bien pocos. ¿Se puede ser un gran contador de historias, se puede ser un gran creador de mundos ficcionales, sin entrar en ese nivel de reflexión?

Me llamó la atención que  ningún alumno se animó a responder algo así como: el creador. Es Michael Ende quien dio vida a Bastian y al mundo ficcional que creó para él, ampliando así las fronteras de Fantasía. Como en un juego de espejos, el propio Ende delega en su personaje Bastian la responsabilidad de que la Emperatriz Infantil y el Reino de Fantasía sigan existiendo. ¿Hay una respuesta más evidente? Pero, quizá, incluso en clave de mundo ficcional, mentar a la figura del creador (¡el autor!) parece osado. Y, sin embargo… ¿Hay una respuesta más apropiada a la pregunta «¿Qué sostiene el mundo?» Y si Bastian existe por el sueño de Ende: ¿Quién soñó a Ende? ¿Quién nos sueña a ti y a mí en este preciso instante? ¿Quién lee lo que ahora escribo y escucha lo que ahora, otro y el mismo ahora, suena en tu mente?

Todas estas reflexiones pueden parecer un juego filosófico. No lo son. Estos alumnos se están formando como narradores de historias ludo-ficcionales. ¿Son conscientes de que son creadores? ¿Pueden imaginarse cuál es la responsabilidad de un creador sin meditar en las implicaciones que tendría asumir, al menos como hipótesis, que este mundo nuestro es creado? Repasemos las historias que han pasado a la Historia. ¿No es claro, en todas ellas, que hay algo último (un dios, un destino, una fuerza, un primer principio) que sostiene el mundo en el que esas historias se desarrollan? ¿No les viene a las historias toda su grandeza de eso que nos presentan como fundamento último? ¿No nos viene a los hombres toda nuestra fuerza de eso que llamamos sentido último de la vida?¿No es pertinente, como seres humanos, preguntarnos qué sostiene nuestro mundo?

Ende profetiza en La historia interminable que el Reino de Fantasía morirá si, en el mundo real, dejamos de imaginar. Pero nos enseña también que el mundo real caerá bajo el dominio de las sombras en el mismo instante en que Fantasía sea destruida por la Nada. Tal vez nuestra razón para las preguntas y respuestas últimas esté algo atrofiada. Pero si nuestros contadores de historias dejan de imaginar esas respuestas últimas Fantasía será sumida en la Nada y nuestro mundo, sin esperanza, caerá bajo el Dominio del Poder tras la Nada. ¿Qué sostendrá entonces nuestro mundo?

2 comentarios:

  1. Tus alumnos no se atrevieron a pronunciar la palabra "Dios" porque el cientifismo reinante está haciendo mella en ellos. Es difícil escapar a esta marabunta materialista si no tienes unos criterios de base suficientemente sólidos.

    Magnífico artículo, me lo guardo para leerlo más veces :-) Saludos.

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    1. Ana, que ha pasado con tu Blog: Dios y La Ciencia? Extraño tus artículos!

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