María Zambrano. Fotografía de Raúl Cancio. |
«Escribir es defender la soledad en la que estamos», escribía María Zambrano. Lo escribía sola, lo leí solo, lo trascribo solo, lo publico solo. Y, sin embargo, María, tú y yo, «estamos». Ahora. Solos. Solos los tres. Juntos.
Escribir es defender. Defender, ¿de qué? Defender del momento, de la infinidad de momentos, de la circunstancia, de la infinidad de circunstancias, del tiempo, de la fuga del tiempo, de la urgencia. Escribir es defender el yo de la inmediatez del presente. Escribir es defender del olvido lo mejor del presente. Escribir es defender la soledad en la que estamos. Escribir es hacer permanente un pedacito del cambio. Escribir es invocar al futuro y futurear el presente.
Defender la soledad. Defender, ¿qué soledad? La soledad comunicable. La soledad para comunicar. La soledad que es necesaria para comunicar lo que sólo podemos descubrir escribiendo. La soledad que es necesaria para comunicar lo que sólo podemos comunicar por escrito. La soledad que es necesaria para comunicar lo que sólo podemos comunicar estando solos. La soledad que es necesaria para comprender lo que sólo podemos descubrir leyendo solos. Escribir es defender la soledad en la que estamos. Escribimos para defender lo que sólo podemos escribir estando solos.
La soledad en la que estamos. ¿Estamos solos? Podemos estar solos porque estamos con otros. Podemos estar con otros porque estamos solos. Queremos estar con otros para poder estar solos. Queremos estar solos para poder estar con otros. Estamos solos para escribir-nos. Estamos solos para leer-nos. Escribir es defender la soledad en la que estamos. Escribir es defender la soledad del otro. Leer es afirmar la soledad del otro. Escribimos y leemos para defender la unidad que anhelamos.
Escribimos y leemos. Solos, con otros, solos. Palabras como puentes. Unen, porque distinguen. Porque unen y distinguen, son ese lugar donde la vida se ensancha.
La primera versión de esta nota, perteneciente a la serie ¿Tú también? fue publicada en LaSemana.es.
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