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martes, 19 de agosto de 2014

Jiménez Lozano: «Está el lenguaje oficial y técnico; y luego está el lenguaje verdadero»

Retrato de José Jiménez Lozano, tomada de su página web oficial: JimenezLozano.com.
«Está el lenguaje oficial y técnico, el de “esto es una copa” o “tráeme esto”. Y luego está el lenguaje verdadero, el literario, el de la oración, el del amor». Así sintetizó José Jiménez Lozano, premio Cervantes 2002, la distinción entre las obras bien escritas y las mal escritas. Curioso en un gran literato, sobre todo porque respondió con esas palabras a una universitaria que se quejaba de cuánto se venden buenas historias mal escritas y de cuántos libros hay sintácticamente perfectos que nadie leía. Así, aunque el mismo autor se lamenta de lo mal escrito de muchos libros, puso el acento en lo más importante: ni los temas, ni las historias, ni las reglas gramaticales, sino la hondura de las palabras y la intencionalidad de quien las pronuncia.

El pensador dialógico Martin Buber centró en esta cuestión toda su vida y su pensamiento, hasta el punto de que concluyó que los hombres nos instalamos en el mundo según pronunciamos una de las dos únicas palabras básicas: la palabra «Yo-Tú» y la palabra «Yo-Ello». Pronunciamos en silencio la palabra «Yo-Tú» cuando habitamos el mundo y nuestras relaciones con los demás desde la escucha sincera, la búsqueda del encuentro, la colaboración y el respeto; es decir, cuando nos mueve el amor y buscamos vivir con hondura nuestra vida. Pronunciamos en silencio la palabra «Yo-Ello» cuando nos instalamos en el mundo y nos relacionamos con los demás buscando nuestro interés, evitando el compromiso y sin valorar la realidad por lo que es, sino por aquello para lo que nos sirve; es decir, cuando nos mueve el egoísmo y vivimos superficial y materialmente nuestra vida. La palabra «Yo-Tú» funda el lenguaje verdadero y sitúa al hombre en su mejor versión de sí mismo. La palabra «Yo-Ello» es oficial y técnica y despersonaliza al hombre, convirtiéndole en mero animal de supervivencia y consumo.

Jiménez Lozano regaló muchos más titulares en su informal coloquio con universitarios de todas partes de España llegados a la Escuela de Liderazgo Universitario de la Universidad Francisco de Vitoria (Los Ángeles de San Rafael, 19-04-08). Por ejemplo: «Hacer una cama moviliza más neuronas que formular una teoría matemática». Afirmación que en este contexto resulta especialmente provocadora: el cerebro de quien se ocupa de crear hogar es más activo y vital que el de quien se ocupa en abstracciones mentales o en diseñar maquinaria. También: «Una cosa es vender; otra, llegar al alma», en referencia, de nuevo, a la falsa y auténtica literatura. No evitó la oportunidad de referirse al padre espiritual de los medios electrónicos y del futuro digital: «McLuhan puso una librería y no le ha ido mal a sus nietos y herederos».

En beneficio de las limitaciones materiales, sostuvo que «todo el mundo debería vivir al menos 10 años de censura», pues la carestía agudiza el ingenio y la creatividad y nos obliga a situarnos frente a lo importante. Confesó inspirarse en los clásicos griegos y en la Biblia y cuando alguien le preguntó qué libros convenía leer, después de demostrar conocimiento y respeto por muchos de sus contemporáneos, respondió: «Los que llevan escritos 2000 años y todavía se publican, suelen ser buenos».

Más o menos acertado o exagerado, más o menos brillante o provocador, no faltó a su propuesta y habló como habla su obra: con sinceridad y respeto, con humor y compromiso, sin metáforas ni caretas, con piedad y con ese lenguaje que no es oficial ni técnico, sino literario, de oración, de amor, el lenguaje verdadero de quienes habitan ese lugar donde la vida se ensancha.

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Este artículo pertenece a la serie Tú también y fue publicado por vez primera en abril de 2008 en LaSemana.es.

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