Según supo de la muerte de Paco de Lucía, el 25 de febrero de 2014, mi querido maestro y colega Gabriel Sánchez Rodriguez nos mandó un correo-e con un enlace al vídeo que encabeza esta nota: El Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, interpretado por Paco de Lucía. Junto al enlace, su breve y oportuno comentario de periodista conciso y esencial, que comparto contigo:
«Paco de Lucía estrenó el 18 de abril de 1991 su versión de El Concierto de Aranjuez, de Joaquín Rodrigo, en Río de Janeiro. Los días 24 y 25 de abril de ese mismo año lo interpretó en la Casa de la Cultura de Torrelodones (Madrid). Para la ejecución de la obra, el guitarrista se aprendió de memoria todo el concierto, pues no sabía solfeo y no podía leer la partitura. Memorizar la obra le costó tres meses, a una media de 12 horas diarias. Al final, os paso el resultado.
Él mismo reconoció que era una versión más aflamencada que las tradicionales, porque "yo soy yo", decía. No obstante, puristas del flamenco y defensores acérrimos de la obra de Rodrigo dieron su aprobación. Con El Concierto de Aranjuez, la guitarra se eleva a la categoría de instrumento solista, pues hasta entonces había estado muy denostada como parte de un concierto sinfónico.
El diálogo entre guitarra y orquesta hacen de esta obra una de las más importantes de la música española de todos los tiempos. Con este concierto, Joaquín Rodrigo fue el español que más dinero ganó con los derechos de autor. Este dato revela la cantidad de veces que la obra fue interpretada en todo el mundo.
Que os aproveche.
Descanse en paz Paco de Lucía».
Dr. D. Gabriel Sánchez Rodríguez.
En DialogicalCreativity.es no suelo abordar temas relacionados con la música. La razón tiene que ver con mis propias limitaciones, puesto que la música es una de las expresiones más altas de lo dialógico. Las notas, que por sí solas son sólo sonido o, incluso, ruido, cuando entran en mutua relación configuran ritmos, armonías, temas... música. La música es, por lo tanto, un conjunto de notas-en-relación. La partitura es también fruto del diálogo del músico con la realidad. En el caso de una orquesta, son varios los instrumentos -y los intérpretes- que entran en relación y que deben afinar mucho su propia voz para lograr un tono armónico de conjunto. Finalmente, en el momento de la interpretación, es necesario otro diálogo: el de los intérpretes con la partitura y con su autor. Esta interpretación de El Concierto de Aranjuez es una lograda expresión de todos esos diálogos.
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