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lunes, 11 de noviembre de 2013

Hombre libre o esclavo: ¿Qué voz gobierna en nuestro interior?



La moda más extendida –y conviene examinar las modas, para mantener una voz propia- pasa por insultar y despreciar a nuestros dirigentes, aun cuando nos ofrecen las mismas razones por las que aplaudimos a los deportistas o al último anuncio de Coca-cola: “Vamos a demostrarle a Europa de lo que somos capaces cuando estamos juntos”. Las situaciones difíciles revelan dos caracteres muy distintos, y de los dos sabemos dar ejemplo los españoles. Uno de esos caracteres es el del hombre libre; el otro, el del esclavo.

El hombre libre habla poco y actúa mucho. Cuando habla, lo hace para todos, como si quisiera que sus palabras llegaran incluso a los dioses. Cuando actúa, no se rinde: vence o muere. Está acostumbrado a la adversidad (como la Pantera Rosa o Tim Genard), pero no lloriquea, como los personajes de Shakespeare, preocupado por aquello que no está a su alcance. Se centra en lo que él puede hacer, y lo hace. No es gobernado por las modas, circunstancias o palabras ajenas. Él crea nuevas circunstancias y marca el tono de su vida. Conoce y sabe contar su propia historia. Por supuesto, no espera que “otros” o “los de arriba” hagan nada: sabe lo que debe hacer, y lo hace.

Monty Python, La vida de Brian, 1979.
Del esclavo también sabemos dar ejemplo. El esclavo no actúa, reacciona. Se deja llevar por modas, climas, reveses y cabreos. Habla más que actúa, pero lo hace a escondidas, protegido por la masa o en la intimidad de los amigos. Cuchichea. Se queja de todo y de todos. Repite el último chiste o chascarrillo. Arregla el mundo con sus discursos, pero no mueve el culo de la silla. Se preocupa por todo, pero no se ocupa ni de lo suyo. Si le preguntas, su intención es ayudar, pero es incapaz de ayudarse a sí mismo.

La crisis que ahora atravesamos nos dejará ejemplos reales y encarnados de ambos caracteres humanos. Algunos salen en los medios, otros conviven con nosotros. La pregunta que me hago y que comparto contigo es la siguiente: Libre o esclavo… ¿cuál de estos caracteres quiero encarnar en mí mismo?



Este artículo pertenece a la serie #CrearEnUnoMismo y su primera versión fue publicada en LaSemana.es.

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