La moda más extendida –y conviene examinar las modas, para mantener una voz propia- pasa por insultar y despreciar a nuestros dirigentes, aun cuando nos ofrecen las mismas razones por las que aplaudimos a los deportistas o al último anuncio de Coca-cola: “Vamos a demostrarle a Europa de lo que somos capaces cuando estamos juntos”. Las situaciones difíciles revelan dos caracteres muy distintos, y de los dos sabemos dar ejemplo los españoles. Uno de esos caracteres es el del hombre libre; el otro, el del esclavo.
El hombre libre habla poco y actúa mucho. Cuando habla, lo hace para todos, como si quisiera que sus palabras llegaran incluso a los dioses. Cuando actúa, no se rinde: vence o muere. Está acostumbrado a la adversidad (como la Pantera Rosa o Tim Genard), pero no lloriquea, como los personajes de Shakespeare, preocupado por aquello que no está a su alcance. Se centra en lo que él puede hacer, y lo hace. No es gobernado por las modas, circunstancias o palabras ajenas. Él crea nuevas circunstancias y marca el tono de su vida. Conoce y sabe contar su propia historia. Por supuesto, no espera que “otros” o “los de arriba” hagan nada: sabe lo que debe hacer, y lo hace.
Monty Python, La vida de Brian, 1979. |
La crisis que ahora atravesamos nos dejará ejemplos reales y encarnados de ambos caracteres humanos. Algunos salen en los medios, otros conviven con nosotros. La pregunta que me hago y que comparto contigo es la siguiente: Libre o esclavo… ¿cuál de estos caracteres quiero encarnar en mí mismo?
…
Este artículo pertenece a la serie #CrearEnUnoMismo y su primera versión fue publicada en LaSemana.es.
No hay comentarios:
Publicar un comentario